Tecnología

Si hay algo que nunca ha parado de desarrollarse y últimamente a un ritmo exponencial es la tecnología. Y avances tecnológicos cuento desde el fuego, pasando por la rueda, la imprenta y como no el nespresso, como adorna la cocina.

Ese desarrollo lleva implícito un aumento de nuestra dependencia a dicha tecnología. Intentale quitar su móvil a un niño de cuatro años. Sería tan grave como desactivar el corrector ortográfico de nuestro procesador de texto, o aún peor, y si alguien apaga google... ¿a quien preguntaremos?

No solo dependemos absolutamente de nuestra tecnología, sino que encima esta depende de manera exclusiva de la energía. En concreto de la energía eléctrica, que aunque seamos capaces de generarla mediante mediante diversos métodos, es una dependencia que se suma a otra. Dependemos de una tecnología que depende del suministro eléctrico. Existen otras tecnologías con otras dependencias energéticas, pero la clave mundial esta en la electricidad.

Si ahora mismo se cortase el suministro eléctrico para siempre... ¿cuantas horas aguantaría nuestra sociedad en caer al caos medieval?. ¡Que exagerado hablando de horas!... yo le doy 48 horas. Hay que asumir un punto, doy por hecho que todo el mundo estuviese informado del corte y de la imposibilidad de que el suministro pudiese volver por otros medios. Es decir, conociendo la certeza de que es el fin de una era.

Porque lógicamente si añadimos el factor esperanza la cosa se podría alargar meses. Entre, ya encenderán, seguro que es un fallo leve, ya oigo zumbidos... No, ya hemos quemado el último resto de dinosaurio fosilizado, las energías renovables en efecto eran un camelo y la energía nuclear se ha estropeado sola... imposible no hay energía.

El efecto 2.000 fue un aviso, bueno se convirtió más en un efecto mediático, pero en el fondo ocultaba una dependencia tecnológica en un software con un fallo de perspectiva temporal. Si en los primeros veinte años de la informática estuvimos a punto de estamparnos con un código que había creado la propia generación, que no ocurrirá con el efecto 10.000, cuando los holgazanes del futuro tengan que arreglar 8.000 años de código que seguro no saben ni leer.

Y la tecnología no solo es adictiva, es socialmente conflictiva. Crea barreras artificiales entre las generaciones, entorpece el desarrollo social de los jóvenes y es una de las lanzas de batalla del consumismo, nada se vende mejor que la última tecnología del mercado.

Lo que nos ha hecho superiores del resto de primates es un arma de doble filo y a estas alturas poco podemos hacer para remediarlo. Buscar alternativas a las energías que utilizamos es vital, porque necesitamos diversificar. Pero en otros campos como la informática, como puedes aprovechar el potencial sin crear una dependencia absoluta. Pues personalmente creo que es imposible, así que habrá que andar con pies de plomo y confiar solo en lo que pueda garantizar un futuro aunque todas las empresas informáticas quebraran a la vez... quien ofrece eso... GNU Linux, tal vez sea la mejor opción, pero tenemos que conseguir un equilibrio ante tanta dependencia.

La necesitamos y no podemos vivir sin ella, ni siquiera deberíamos cruzar un paso de cebra sin utilizarla. Pero debemos ser capacez de controlar el progreso tecnológico, valorar más de que manera implantarla y estudiar a fondo sus efectos negativos. Debemos procurar que ese progreso no aísle a nuestros mayores y que afecte en la menor medida posible a los más vulnerables, los jóvenes en desarrollo. Difícil tarea, pero hay que afrontarla día a día.

Y que hacer hoy, pues aprovechar que aún no utilizamos biomecanismos para movernos, que nuestra forma física nos permite el lujo de bajar las escaleras sin coger el ascensor, que podemos aguantar un día sin encender el móvil, que podemos simular un fallo de internet en el trabajo soltando discretamente la clavija de red, y darnos un respiro de tecnología. No es una solución, pero es un alivio momentáneo y de todo tenemos que aprender a disfrutar.

Tecnología
utilitas coaching y consultoría S.L., Ibon Urretavizcaya 27 de marzo de 2007
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