¿Tú también postergas?

Hoy vengo con un tema muy personal. Un tema que lleva conmigo durante años y años, y del que he comenzado a ser consciente hace tan solo unos pocos. La postergación. La procrastinación. Es una palabra difícil de pronunciar... y me encanta, me encantan las palabras... La descubrí en una película que también me encanta "El primer día del resto de tu vida", y cuando me vi ahí reflejada de esa manera, me entendí un poco más. 

Cada día voy contra el dicho "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Yo habitualmente hago esto, trato de hacer mañana las cosas que me cuestan. Postergo decisiones y acciones por miedo a lo que pueda suceder. A todo esto me ayuda mi manera de ser, definida en el eneagrama como eneatipo 6, el miedoso. Es decir, que ahora reconozco todas las señales y síntomas para definirme como postergadora.


Parece que dar nombre a aquello que nos sucede lo hace más sencillo, más cercano, accesible quizás. Lo hace palpable, y lo peor, lo hace (aunque no es cierto) solucionable. Lo que nos ocurre por ser como somos, desde lo genético hasta lo aprendido pasando por lo inconsciente, no es algo que haya que solucionar, sino algo con lo que hay que aprender a vivir y a sacarle partido. 

El coaching va de eso, de mirarnos directamente a la cara para ver lo qué somos. No va de solucionar aquello que somos, sino de intentar integrarlo en nuestro quehacer diario y en nuestra forma de ser. En una sesión de coaching, mi trabajo es que el cliente entienda que su manera de ser está bien tal y como es. Que puede sacar partido de aquellas cosas que quizás esté viviendo como bloqueantes, porque casi todo en nuestra vida tiene un para qué, es decir, está presente en nuestra vida para algo. Así que lejos de solucionar, es más interesante tratar de poner el viento a nuestro favor, o mejor, de ponernos a favor del viento.

Pero, ¿qué hago con la postergación? ¿Cómo la venzo? ¿Cómo la traigo a la lista de mis aptitudes? ¿Cómo puedo hacer que me ayude? Quizás nada... probablemente no hay nada que pueda solucionar la procrastinación, aunque reconozco que he leído sobre esto, y trucos hay a miles. Si buscas esta palabrita en internet podrás encontrar personas que te dan consejos sobre cómo hacer para dejar de lado esta "manía" de postergar.

Y yo he intentado muchos de ellos, y se consiguen cosas, pero siempre vuelvo a la casilla de salida. Es decir, soy lo que soy y de la manera en que lo soy, a pesar de los trucos que me invente para salir de ahí. Como suele decir otro refrán "La cabra siempre tira al monte". Y para ésto, solo queda aceptar.

La sociedad tal y como la conocemos y como la vivimos, tampoco nos ayuda mucho. Todo va por delante del presente, hay una tendencia a estar viviendo pensando en el futuro y programandolo. Por ejemplo, la ropa de verano la venden en invierno. Y la de invierno en verano. Si yo voy a comprar unas botas de lluvia en primavera, solo encontraré sandalias. Si quiero hacer un curso en septiembre, más me vale que me apunte en enero. Si quiero viajar en Navidad, es mejor que reserve en julio el hotel.

Esta tendencia a planificar el futuro, a los procrastinadores nos viene fatal, va en contra de nuestra naturaleza. No sólo significa hacer aquello que nos cuesta hoy, sino programar aquello que quizá nos sirva o nos convenga de aquí a cuatro o cinco meses.  A mí personalmente me estresa.

Por otro lado, a ojos de los demás, de la sociedad, somos unos vagos (esto en mi casa me lo decían muchísimo); no hacemos, no decidimos, dejamos que los demás lo hagan por nosotros. Y no ven que necesitamos otro ritmo, quizás reflexionar más, quizá darnos más espacio, porque hay ocasiones en las que decidir o hacer  cuando los demás necesitan, puede producirnos ansiedad y llegar a ahogarnos.

Me encantaría poder darte algún consejo sobre cómo vencer esta tendencia postergadora, pero no lo tengo, y tampoco creo que haya necesidad alguna de vencer. Creo que vivimos en una sociedad cuyo ritmo no podemos seguir, y si queremos estar bien y no enfermar de estrés o ansiedad, es importante que valoremos nuestra manera de ser y hacer. Podemos aplicar trucos diferentes para no disonar, para intentar llevar el ritmo, pero no debemos olvidar que por alguna razón nuestra esencia nos pide calma y reflexión, nos pide espera y tranquilidad, y cuando no se la damos nos dejamos de lado a nosotros mismos, dejamos de mirarnos y atender nuestras necesidades para atender las de otros, o las de la sociedad, o las de un concepto de vida que yo personalmente no alcanzo a entender.

Cada martes me siento a escribir un post para alimentar este blog, y cada martes trato de dejarlo para el miércoles, que es cuando lo publico. Ya no sigo ningún consejo de la gente que escribe, porque me los voy saltando todos. No sé decirte cómo hago para sentarme y escribir o para hacer las tareas que sean. Sé que a veces salen fáciles y otras no tanto. Hay ocasiones en que me siento delante del ordenador y de repente surge una idea y la escribo, y otras veces, por mucho que lo intento no salen, y las dejo para más tarde. Lo que sí creo es que nos han enseñado desde pequeños a pensar que las cosas cuestan esfuerzo, y mucho, y solo esfuerzo. Y siento que, como me dijo una persona a la que aprecio y sabe mucho, "el esfuerzo es una energía que nos frena en lugar de hacernos fluir".

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¿Tú también postergas?
utilitas coaching y consultoría S.L., Aurora Ferro 13 de junio de 2018
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