En muchas ocasiones los atascos, los bloqueos y las disputas entre las personas de la empresa, tienen un origen que está alejado del entorno de su trabajo diario. A veces, parte de la ineficacia que se les puede atribuir a los empleados, tiene más que ver con la persona que gestiona los procesos por encima de ellos, que con la mala práxis de los mismos.
Hace un tiempo tuve un cliente hostelero. Tenía un cuadro de ansiedad leve, mucho trabajo acumulado, y la sensación de que no llegaba a ningún sitio. Tratando de poner un poco de claridad a la situación, me encontré que una parte importante de esa ansiedad y desgaste, tenía que ver con las personas.
Es así. La gestión de las personas es lo más complejo que existe en las organizaciones. Las personas somos lo más impredecible dentro de los procesos organizacionales. Se nos puede medir, motivar, premiar... castigar incluso; se pueden intentar controlar todos los factores imaginables, pero cuando una persona entra en juego, en ese maremágnum de registros, lo predecible, ese pronóstico escrito a veces sobre piedra, se puede ir por derroteros inesperados.
Ante este aparente caos, no nos queda más remedio que intentar aplicar métodos de gestión de los procesos que ayuden a las personas a hacer su trabajo dentro de unos parámetros determinados. Es sano pensar que estos métodos de gestión son tan solo eso, métodos, maneras de organizar, formas de alinear, de limitar un contexto que puede ser tan diverso como cada persona que lo habita. Y es sano, porque cuando entran en juego las personas, el método puede no ser todo lo infalible que desearíamos, pero ahí se crea un bonito espacio para que surjan resquicios para el fallo, el aprendizaje y la mejora.
Volviendo a este cliente hostelero, uno de los problemas que tenía era la organización de turnos para su establecimiento. Esta organización le suponía problemas en su propio trabajo diario, ya que lo postergaba hasta que no tenía más tiempo, y esto hacía que su ansiedad aumentara y su desgaste creciera, e incluso su humor se viera afectado al saber que tenía un límite temporal que difícilmente podía cumplir.
Por otro lado, recibía los inputs de los empleados al respecto de la organización de turnos, que en ocasiones no eran viables con la casuística personal de cada uno. Con lo cual, a la ansiedad derivada de su propio trabajo no finalizado, se le sumaba el hecho de que esa tarea podía sufrir variaciones muy diversas, durante un periodo no determinado de tiempo.
Enfrentarse a todo esto diariamente es un drenaje de energía física y emocional muy potente. Y es aquí donde debemos ayudarnos de las herramientas de gestión... que no van a solucionar todos los problemas o todas las casuísticas, pero sí van a crear un contexto de trabajo, un método, una manera; van a mostrar a los compañeros en qué página estamos todos, cual es la manera de hacer, dónde podemos apoyar a los que trabajan codo con codo con nosotros, y a los que no vemos pero que también se esfuerzan.
En este link puedes encontrar un software que te permite gestionar los turnos de tu personal, y conseguir que esta compleja tarea sea un ámbito compartido con todos los integrantes de la empresa.